12 sept 2010

-

Volvimos a los tejados de todos los edificios como si ya no fuese verano. Tú me dabas sonrisas por susurros, el viento era nuestro y los ojos golosos atrapaban toda la calidez de la baldosas. La luz se filtraba con tranquilidad y pudimos celebrar nuestros impulsos con la misma calma y seguridad que la de los besos del sol en nuestra nuca.

Estaban alli tus manos grandes, mis dedos largos, el pelo enredado... sin pentagramas o sobresaltos, sin más lengua que una sóla, sin palabras apenas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario