26 feb 2011

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Mi habitación tiene que estar aborrata de todo lo mío. Todo lo mío no es todo lo suyo, ni siquiera todo lo nuestro, más bien no tiene nada que ver. Es luz roja, pilares de palabras, movimiento constante, distorsión del pasado y viento, cubos que se convierten en rosas, el fondo del mar y su tapiz cambiante ante mis ojos,también atrapado tiempo atrás, lomos desgatados, ocultos o en primer plano, más brisa y aromas, el destino en mi mesilla (ha dejado de ser mi estación preferida), mi fantasía y lo irreal bien cerquita de la almohada ¡claro! , sin marcos o muros o murallas, con viajes prisioneros de una aguja, Julius que me recuerda que ellos también existen y los dibujos donde más los necesito.

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